Autoepitalamio
"A Montse, en nuestra boda"
He besado el brocal de tu garganta
sobre un penacho de hierba,
y mi lengua incandescente prendió
junto a la tuya, ceñidas
por algas de fuego que alimentaron
las órbitas del momento.
Percibí que lloraban las montañas
derramando sus pasiones de bronce,
mas las lágrimas de nieve
no caían, no caían
de sus mejillas de piedra.
Su rigurosa nube de silencio
era nuestro velo íntimo.
Vertía mi pensamiento
acordes de amor desde el más profundo
suspiro por los cauces de una gaita
que guarda ilusiones de matrimonio.
Entonces no te lo dije,
me resguardaba el jibión del abrazo
al calor de nuestra complicidad.
Ahora, frente a las telas
de plata y el oro de tu mirada
alcé mi jícara al viento
para que pueda mojarte la lluvia
de los requiebros que buscan
de ti la mano y la boda.
La vida quiero vadear contigo
sobre una barca de pétalos,
sobre un río de aceite de amatistas.
GUILLEMDEVALLDARÚS.
De su libro “Péndulo de Luna
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